Durante años - desde que tomé conocimiento de los llamados "blogs", comunidades virtuales, sistema de mensajería instantánea y otros métodos de comunicación a través de internet - he sido reacio a suscribirme a alguna de las tantas opciones que ofrecen los distintos proveedores del servicio y a las que muchos de mis amigos y conocidos están integrados, y que utilizan para tomar contacto con centenares de personas dentro y fuera del país.
Es que no me parecía muy saludable la idea de exponerme ante los ojos del mundo, sea por temor, prejuicio, precaución o simple deseo de mantener la privacidad.
Pero como todo en la vida cambia y cambian ciertas posturas personales - no así la ética, la fe religiosa y otros principios humanos esenciales - también cambió mi posición acerca de crear mi propio blog en internet. Y esto obedece a que he notado que tan fácil como disponer de un espacio propio lo es escribir en ellos opiniones o críticas sobre cualquier tema como si los autores fuesen profundos conocedores de la materia en cuestión, pese a no contar con ninguna autoridad, capacidad de análisis, o un mínimo de conocimiento previo del asunto y su contexto como para sentar postura de una manera responsable y coherente. No es mi intención erigirme en juez de las opiniones ajenas, sino simplemente me apropio del derecho que me asiste también a divagar sobre cualquier asunto de mi interés, pues para eso se crearon estos espacios de libre expresión, tan abiertos y accesibles, como no se ha visto desde los tiempos de la antigua Grecia, donde existía un foro público en el que toda persona natural o extranjera podía exponer abiertamente sus ideas sobre política, religión o filosofía, generando intensos y enriquecedores debates con todos los ciudadanos.
Con los blogs ocurre lo mismo. Todos pueden opinar, todos pueden aportar a las opiniones de otros. Y ahora quiero formar parte de ese grupo al que hasta ayer llamaba "los otros". Quiero volver a transmitir alguna posición personal al público, como hacía 15 o 20 años atrás, cuando escribía en las páginas del diario ABC Color. Desde que dejé de hacerlo me limité a formar parte de la gran mayoría de lectores pasivos y que reducía sus comentarios a conversaciones de entrecasa, pero ahora quiero volver a ser activo comentarista de la realidad que me rodea.
Hoy en día llegamos casi al extremo de prácticamente no existir para el resto de la sociedad, si no poseemos una dirección de correo electrónico, (algunas tienen 3 o 4), no estamos conectados a algún servicio de mensajería instantánea, algún chat, o un blog en el que periódicamente incluyamos nuestras fotos más actualizadas o comentemos el menú de la noche anterior o la última película vista el fin de semana.
Trescientos años atrás era más sencillo ser alguien. Decía un filósofo que bastaba con pensar para existir, o bien que la existencia misma era precedia por el pensamiento. Hoy el derecho de existir (al menos ante los ojos de la sociedad) requiere tener acceso a una computadora, que ésta tenga conexión ilimitada a internet, y que cuentes con una página de información personal tuya en algún lugar , llámese blogspot, orkut, badoo, twitter, y un largo etcétera. Más aún, para ser considerado hasta por el círculo más íntimo de amigos, con los que cada vez es más difícil reunirse para hablar hasta de las mayores trivialidades, es imprescindible contar con un Blog donde pueda uno plasmar sus experiencias y opiniones. Blogueo luego existo es el imperativo de nuestro tiempo. Y tanto es así, que hasta el hombre más reacio a los blogs tuvo que caer bajo el imperio de esta innovación tecnológica, que tarde o temprano acabará por someter a todos los seres humanos.
La comunicación instantánea personal y a distancia ha llegado para quedarse, y no podemos estar ajenos a ella, bajo el riesgo de que el mundo puede creer que no existimos porque simplemente nuestros nombres o fotografías no aparecen en ninguno de los buscadores de internet que ofrece el mercado.
De modo que a partir de hoy, Rafael Gunsett existe e invita a todos los blogueros del mundo a visitarlo en su humilde hogar cibernético, para compartir con él un sano debate sobre cualquier tema que atrape su atención, y del que se crea capaz de hacer un análisis, una crítica o un simple comentario impresionista, sin pretensiones de competir con algún Premio Nobel en la materia elegida. Sea yo bienvenido al mundo de los blogs, y sean ustedes bienvenidos a mi mundo personal.
LA FRASE
"El Estado es como el cuerpo humano. No todas las funciones que realiza son nobles"
Anatole France
Anatole France
sábado, 13 de febrero de 2010
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Excelente post Rafa, esperemos que sigas escribiendo y sumandote a la blogósfera con tus conocimientos!!
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