LA FRASE

"El Estado es como el cuerpo humano. No todas las funciones que realiza son nobles"

Anatole France


martes, 27 de abril de 2010

EPP: Una seudoguerrilla que tiene de cabeza al Paraguay

El gobierno paraguayo acaba de declarar el estado de excepción en 5 departamentos (provincias) del país, alegando que existe un estado de conmoción interior en esas zonas a causa de diversos hechos de violencia protagonizados por una banda de delincuentes que se autodenomina “ejercito del pueblo paraguayo” (epp).
La decisión del poder ejecutivo, que se adoptó a través de una ley que primero tuvo que ser aprobada por el congreso nacional, genera una gran polémica entre los actores políticos del pais, y recibió opiniones de juristas, sociólogos y organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Unos creen que el estado de excepción solo servirá para cercenar las libertades elementales y acentuar la persecución a grupos sociales, obreros y campesinos. Otros señalan que la intención del gobierno es solo dar la oportunidad a los miembros del epp (“amigos del presidente”, dicen ellos) para salir del pais y escapar de la justicia gracias a la opción que otorga la constitución en el artículo referente al estado de excepcion. El presidente, sin embargo, dice que su intención es permitir a las fuerzas armadas involucrarse al combate de los delincuentes en colaboración con la policía.
En este último punto radica precisamente el problema: en la incapacidad de las fuerzas policiales para acabar con un grupo de delincuentes que desde hace unos años opera en los departamentos mas pobres del país, cometiendo secuestros y atentados criminales, para luego ocultarse en las selvas de un reducido territorio, burlando a centenares de policías que tratan de seguirles el rastro.
Esta banda que se dio a conocer formalmente con el nombre de “ejercito del pueblo paraguayo”, se autopromocionó desde un principio como una guerrilla con orientacion política de izquierda, cuyo objetivo es la liberación del paraguay de la dominación imperialista, oligárquica y neoliberal. Su pretensión es ser considerada al nivel de otras guerrillas latinoamericanas que también nacieron enarbolando las mismas banderas libertarias, pero que a la sazon se transformaron en lo mismo. Una simple banda de forajidos que causa zozobra en sus zonas de influencia, asesinando, secuestrando y cometiendo actos de terrorismo.
De modo que el ejercito del pueblo paraguayo, según muchos lo señalan, de ejército no tiene nada, ya que está constituido por no más de una veintena de hombres y mujeres armados dedicada a cometer delitos comunes. De pueblo, tampoco, ya que lejos de ganarse el favor popular, es repudiado por la ciudadanía a la que dice representar. Solo llevaron muerte, temor y una incómoda presencia de policias armados en sus patios traseros, que realizan permanentes controles de seguridad y miran a todo ciudadano como un delincuente en potencia. Y de paraguayo, el epp tiene muchos menos. Sus acciones solo perjudican al país al generar un clima de inseguridad y provocar pérdidas económicas, además de dar una pésima imagen de republiqueta ingobernable ante los ojos del mundo.
Lo peor es que esta gavilla minúscula que no tiene ni la décima parte de los integrantes con que cuentan algunas bandas de narcotraficantes del brasil, tiene de patas para arriba a todo un país. Fuerza al gobierno a promulgar una ley que pone en entredicho su capacidad para dirigir la república, y genera intensos pedidos de destitución de al menos dos ministros por su demostrada incapacidad para hacer frente a la inseguridad reinante.
Claro que la responsabilidad no es solo del gobierno actual, ya que el epp nació durante los gobiernos colorados, que tampoco hicieron nada para arrancar el mal de raiz, pero los detractores del presidente utilizan los magros resultados del presidente lugo como un argumento más, de los muchos que vienen acumulando, para plantear el juicio político al mandatario y así lograr su destitución.
La presencia del epp también obliga a todas las personas que tienen cierta estabilidad económica a caminar con ojos en la nuca y a invertir fuertes sumas de dinero en medidas de seguridad, para no convertirse en blancos de secuestros, que en el mejor de los casos les genera una millonaria pérdida en pagos de rescate, o en el peor de los casos, con su muerte como ocurrió años atrás con la joven cecilia cubas. Eso sí, los autores siguen libres, escabulléndose de las autoridades, gracias a una más que evidente complicidad con informantes en el seno de la fiscalía, la policía y el ministerio del interior. Solo así se entendería que siendo tan reducido el espacio territorial en el que opera, hasta ahora no hayan sido capturados por los centenares de agentes que llevan meses buscándolos por tierra y aire, con la colaboración inclusive de especialistas colombianos en el combate a la guerrilla.
Lo cierto es que el estado de excepción, muchos lo creen, poco o nada servirá para acabar con esta seudo-guerrilla, o mejor dicho, con esta gavilla, que de seguro solo está reagrupando sus fuerzas a la espera del momento propicio para cometer un nuevo golpe, y cobrar otro jugoso rescate, para seguir comprando a sus informantes infiltrados en los organismos de seguridad.